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"No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." Jesús.
San Mateo 4:4

sábado, 29 de junio de 2024

DIA 29 DE JUNIO - CANTARES 1-4



La esposa y las hijas de Jerusalén

Capítulo 1

1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.

2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.

3 A más del olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.

4 Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman.

5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.

6 No reparéis en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas;
Y mi viña, que era mía, no guardé.

7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?

8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo

9 A yegua de los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.

10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.

11 Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.

12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.

13 Mi amado es para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.

14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.

15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.

16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.

17 Las vigas de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.


Capítulo 2

1 Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.

2 Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.

3 Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.

4 Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.

5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.

6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.

7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.

9 Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.

10 Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

11 Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;

12 Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

13 La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.

15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.

16 Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.

17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.


El ensueño de la esposa

Capítulo 3

1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.

2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.

3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

4 Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.

5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

El cortejo de bodas

6 ¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo,
Sahumada de mirra y de incienso
Y de todo polvo aromático?

7 He aquí es la litera de Salomón;
Sesenta valientes la rodean,
De los fuertes de Israel.

8 Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre su muslo,
Por los temores de la noche.

9 El rey Salomón se hizo una carroza
De madera del Líbano.

10 Hizo sus columnas de plata,
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
Su interior recamado de amor
Por las doncellas de Jerusalén.

11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón
Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,
Y el día del gozo de su corazón.


El esposo alaba a la esposa

Cap 4

1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;
Tus cabellos como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.

2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y ninguna entre ellas estéril.

3 Tus labios como hilo de grana,
Y tu habla hermosa;
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.

4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;
Mil escudos están colgados en ella,
Todos escudos de valientes.

5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
Que se apacientan entre lirios.

6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras,
Me iré al monte de la mirra,
Y al collado del incienso.

7 Toda tú eres hermosa, amiga mía,
Y en ti no hay mancha.

8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía;
Ven conmigo desde el Líbano.
Mira desde la cumbre de Amana,
Desde la cumbre de Senir y de Hermón,
Desde las guaridas de los leones,
Desde los montes de los leopardos.

9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;
Has apresado mi corazón con uno de tus ojos,
Con una gargantilla de tu cuello.

10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores,
Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!

11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;
Miel y leche hay debajo de tu lengua;
Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.

12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.

13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;

14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.

15 Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.

16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto,
Y coma de su dulce fruta.

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